El ser humano desde sus inicios ha buscado la manera de adaptarse y modificar su estilo de vida, desde las condiciones más difíciles ha surgido la manera de facilitar la condición de vida humana, de mejorar su calidad y de facilitar maneras productivas de trabajos que reduzcan el esfuerzo físico del hombre en sus tareas cotidianas.
 Actualmente estos sistemas tienen aplicaciones en tareas de alta responsabilidad y en diversos campos de la industria y de las ciencias. Por su especial capacidad de razonamiento el ser humano ha establecido el más alto nivel jerárquico sobre las demás especies y ha diseñado su propio sistema de orden social, por ende la sociedad se compone del conjunto de sus necesidades, expectativas y logros.
Esta relación de intercambio social deja ver a su vez la relación entre la ciencia y la sociedad, un sistema de equilibrio y ayuda mutua. La robótica como ciencia es el producto de los más recientes esfuerzos de la inteligencia humana por lograr un mayor alcance del hombre en sus más delicados procesos de producción y utilización efectiva de los recursos. Socialmente el impacto de la robótica ha tocado desde los campos más simples como la producción agrícola hasta los más complejos como la industria, la milicia, la medicina y la ciencia espacial. Llevando el impacto social de la robótica a los aspectos más sensibles y humanos que jamás estarán ausentes en sus aplicaciones como ciencia, podemos mencionar el logro de corregir malformaciones en fetos, aún en la cavidad uterina, de manera que aunque la robótica no crea la vida, sirve para preservarla, a través de los medios de comunicación hemos sido testigos de eventos desafortunados que han culminado con éxito por el uso efectivo de la ingeniería mecánica y la robótica, entre estos, el rescate de los mineros en Chile, y la corrección del derrame de petróleo en el Golfo de México, el 20 de abril del 2010, causado por una explosión.
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