En las industrias maduras los competidores siguen la tendencia de ofrecer los productos más preferidos por los consumidores y la diferenciación del producto no se basa tanto en las características físicas. En su lugar la percepción del grado de la diferenciación está basada en la publicidad, el embalaje y las características subjetivas del producto. Las empresas, por una parte, tienden a reducir los costes de producción y diversificar sus productos y, por otra, a aumentar la producción de los productos con más valor añadido, mejorando su calidad y servicio a la vez que cuidan la imagen.    (Factores que influyen en la competitividad)