Conscientes de que es imposible hacer coincidir las sensaciones del visitante con la presencia real de una obra maestra, nuestra aspiración siempre ha sido crear una nueva experiencia digital en la que el visitante en línea también pueda sentir emociones. En consecuencia, una experiencia digital del Prado debía ser digna de tal institución, y tenía que cumplir todas esas expectativas. Desde el punto de vista de UX (experiencia del usuario), el proyecto buscó llevar este pensamiento estratégico al campo de la experiencia. La nueva web no debe ser solo un departamento digital, sitio web o aplicación; tenía que convertirse en una parte esencial del Prado, una extensión digital del museo físico, capaz de establecer una nueva relación digital con el visitante. Para lograr esto, decidimos llevar la experiencia de una visita física al museo a un entorno digital enriquecido, redefiniendo así la experiencia del usuario.