Los Oasis alojan el 98,5% de la población (DEIE) y en ellos se desarrollan las principales cadenas productivas, de las que depende en gran medida la economía de la Provincia. El otro 97% del territorio mendocino está ocupado por áreas no irrigadas, lo que comúnmente se identifica como desierto mendocino y aloja el 1,5% de la población con una densidad media de 0,16 habitantes/km2 (Torres, 2003: p.3). Las principales actividades de las áreas no irrigadas son la ganadería bovina  y caprina; la explotación hidrocarburífera (que según la Secretaría de Política Económica y Planificación del Desarrollo representa el 14,6% de la producción de petróleo Nacional) y en tiempos pasados la extracción de leña para los habitantes de los oasis en crecimiento y de postes para los viñedos en expansión.
 
La actividad económica que posee mayor participación relativa en el PBG es el sector de servicios como: comercio, restaurants y hotelería, aportando un 23,6% en el año 2015 (DEIE). Si bien la actividad agropecuaria aportó un 7,1% al PBG provincial durante el mismo año (DEIE), la misma es de gran importancia para la provincia, tanto en los aspectos socioculturales e históricos, así como motor de la industria manufacturera. Además, la afluencia turística está relacionada con la cultura tradicional vitivinícola de la provincia,  la gran cantidad de bodegas de renombre a nivel internacional, los caminos del vino y demás atractivos vinculados a la actividad.
En relación a la actividad productiva que aborda este trabajo, es de relevancia mencionar que el 70% de la superficie argentina implantada con vid se encuentra en Mendoza[1] siendo éste el principal cultivo. De esta forma las transformaciones territoriales que impactan en zonas vitícolas acarrean consecuencias a la agricultura provincial y nacional.